Parque Bambú: un espacio para jugar con libertad en la selva central del Perú

Escrito por Delia Bayona
Publicado el 30 de Noviembre, 2017

La presencia de los parques en las distintas regiones del país –costa, sierra y selva– no es algo que sea particularmente innovador, pues si existen parques son los más convencionales. Felizmente, los últimos años están cambiando las formas de ver, interactuar, jugar, aprender, ser, hacer... Así, en la costa se han dado las principales propuestas; en tanto, sorprende la aparición de un parque de bambú en la selva central. Paradójico, pues aunque resulte evidente un parque de esas características en ese lugar, no existía. Un nuevo espacio acorde al territorio y sus costumbres: el material proviene de allí, las posibilidades de juego también.

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Podría decirse que Parque Bambú está situado dentro y fuera a la vez de la escuela primaria en Jerusalén de Miñaro, pues es parte de un espacio público que circunda integradamente al equipamiento. Con la construcción de este parque de juegos se busca mejorar los espacios educativos y comunitarios, beneficiando a más de 200 niños. Es así que a través de un workshop participativo, desarrollado a inicios de este año, el proyecto se lleva a cabo por la unión de Semillas, LAN y ENSUSITIO, donde participaron estudiantes de arquitectura, arquitectos, carpinteros y artesanos locales, nacionales e internacionales: “una experiencia única de interaprendizaje y de vivencia comunitaria”, totalmente sumergidos en una comunidad nativa.

Al conocerlo, no es lo que experimentamos comúnmente como un parque, es más bien una danza ideal. Son dos estructuras que se miran y se encuentran, como si de dos grandes árboles se tratase, cuyas ramificaciones envuelven y sirven para diversas acciones de juego. Es un parque que a través de la flexibilidad y fuerza del bambú permite subir y bajar, cambiar el suelo por el aire, trepar y despegar, y por qué no volar. A continuación, conozcamos sus reglas de juego.

Descripción del equipo: Actualmente, en el Perú vivimos en un momento de renovación del currículo escolar, cuya nueva apuesta pedagógica incluye entender el espacio como parte importante del desarrollo de aprendizajes, donde los espacios abiertos y el movimiento forman parte de un proyecto educativo de calidad y equidad. Esto implica un reto a la arquitectura que se viene desarrollando y construyendo.

Sin embargo, nos encontramos con escuelas cercadas por muros, niños que marchan antes de entrar a clase, espacios de juegos también cercados, donde los niños se columpian, suben y bajan, suben y resbalan, suben y deslizan…. sin otras opciones que les permita hacer volar la imaginación.

El proyecto

Parque Bambú se desarrolló en paralelo con la construcción de la escuela primaria de Jerusalén de Miñaro, una comunidad nativa Nomatsiguenga de la Selva Central del Perú. Uno de los objetivos del proyecto fue complementar el espacio educativo de la escuela con un espacio de juego abierto y versátil.

No obstante, el proyecto va más allá; queriendo cimentar el uso del bambú en el sector de Pangoa y dejando una semilla de buenas prácticas y confianza en su uso

Por ello, el taller dio inicio con un seminario en el cual toda la colectividad interesada pudo compartir y recibir conocimientos sobre el bambú: desde su adecuado cultivo, cuidado y cosecha hasta su uso en el campo de la construcción, la cosmética, la decoración y la alimentación.

Diseño y participación

El proyecto se llevó a cabo durante un taller de diseño y construcción que tuvo lugar desde el 29 de abril hasta el 6 de mayo de este año y es el resultado del trabajo colectivo de los participantes, los padres y los niños. Investigar el imaginario de la comunidad, sus costumbres y juegos típicos nos permitió generar las bases para el planteamiento del diseño.

"Ustedes hablan mucho", el jefe de la comunidad nos dijo al tercer día que nos encontrábamos aun en el proceso de diseño colectivo sin llegar a un acuerdo aceptable. Siento que ese momento marcó decisivamente el proceso, puesto que cambiamos de un sistema de pensamiento basado en la excesiva racionalización a un proceso de creatividad intuitiva que desarrolló el proyecto naturalmente pero siempre basado en las reglas de juego que nuestro sistema analítico nos proporcionó inicialmente. ¡Gran lección!

El parque está conformado por dos módulos: en ambos, los palos verticales nos recuerdan el juego de las comunidades nativas llamado palo resbaloso, que es una competencia de escalar un tronco de árbol vertical; los bambúes que unen diagonalmente los palos verticales refuerzan la estructura y la amarran unitariamente, formando “escaleras multiuso” en espiral torcida que pueden ser resbaladeras, olas del océano, montañas y lo que los niños quieran imaginar.

...pueden ser resbaladeras, olas del océano, montañas y lo que los niños quieran imaginar.

Los materiales empleados son caña de bambú, hoja de palmiche para la cubierta y para los amarres la corteza de un árbol llamado sachahuasca. Para la cimentación se utilizaron las piedras del lugar, desde donde se empalmaron los bambúes.

En una fiesta de agradecimiento en la comunidad Nomatsiguenga de Jerusalén de Miñaro nos mostraron sus cantos y danzas. Un evento que lo realizan una vez al mes solamente en luna llena y durante esta fiesta ellos danzan, cantan y toman masato, un fermento de yuca, camote chancado o masticado. Esta fiesta se llama soncareo y siempre los invitados muestran sus cantos y danzas. Nuestra vergüenza fue evidente cuando no supimos qué mostrar de "nuestra comunidad"; en mi caso, de hecho ni siquiera sé a qué comunidad pertenezco, podría haber cantado y bailado un Sanjuanito pero no me los sé y no sé si me considero parte de las comunidades imbayas en donde se canta y baila los sanjuanes

Cuenta Kik (Ensusitio) agregando:

Días más tarde entregamos el Parque Bambú construido en conjunto con la comunidad y finalmente comprendimos que esa es la danza y el canto que podemos compartir

Proyecto: Parque Bambú
Arquitectos: Semillas, LAN, ENSUSITIO
Ubicación: Comunidad Nativa Jerusalén de Miñaro, Distrito de Pangoa, Provincia Satipo, Región Junín
Año: 2017
Organizadores: Semillas, LAN
Semillas: Marta Maccaglia, Marta Anducas Armengou, Matteo Penzo, Pamela Amadio, Ilaria Pinto, Raffaela Ceparano, Martina Uda.
LAN: Sara Valente, Francisco Poli
Talleristas: Enrique Villacis Tapia (Ensusitio), Francesco Poli (LAN)
Maestro constructor con bambú: José Torrejón Limas
Participantes: Daniela Perleche Ugás, María Milagros Santos Alvarado, Melizza Isabel Sánchez Rospigliosi, Héctor Alberto Flores Timoteo, Mario Elio Puma Apaza, Wilmer Gregori Peralta Naula, Claudia Inés Acosta Rodríguez, Leonardo Barragán Pacheco, Giulia Doretti, Cristina Tullio, Andrea Miccoli, Katherine Aurora Lopez Monteza, Diana Elizabet Bustamante Huamán, Estefanía Nathalí Vega Erazo, Bruno Farias de Andrade, Nathaly Patricia Llacza Cárdenas, Monica Milagros Carrasco Zedano, Francieli Lopes, Lucero de María Arroyo Carhuas, Melissa Apolaya Canales, Pablo Esteban Yllatopa Aldave, Raúl Ignacio Arancibia Donaire, Katherine Vanessa Llayqui Cahuana, vecinos y vecinas de la comunidad.
Financiadores: Volcafe, Cps- comunitá promozione e sviluppo, TiEmmelettronica, Bosch Arquitectos, Doppiacotta, MAT, Marta Anducas, amigos donantes
Fotografía y gráficos: Alejandra Orosco (Semillas), Marta Maccaglia (Semillas), Enrique Villacís Tapia (Ensusitio), Lorena Rodríguez (Ensusitio).